Paul Pierce llegó a Boston en 1998, procedente de la Universidad de Kansas. Desde entonces sólo ha vestido el uniforme verde en su prolífica carrera en la NBA. Ha sido la bandera de los Celtics en los buenos tiempos (cuando ganaron el anillo en 2008) y en los malos, cuando la franquicia de Massachusetts navegaba sin rumbo por la Liga a principios de siglo. Sin embargo, nada es para siempre.
A sus 35 años, Pierce le queda para rato. Al menos así piensa el jugador, que ha querido lanzar un mensaje a aquellos que quieren retirarlo antes de tiempo y también a los Celtics, que le han traspasado a los Brooklyn Nets valorando que el alero está en la recta final de su carrera.
Pierce espera en Los Ángeles a que se haga oficial el traspaso a Brooklyn junto a su 'hermano' Kevin Garnett. En su casa aprovecha para descansar y para ponerse a tono de cara a una nueva etapa en su carrera profesional. Una nueva parada en su carrera que, según él, dista mucho de terminar en breve.
El alero fue abordado por TMZ en las calles de su barrio en Inglewood y al ser preguntado por cómo se sentía al haber sido traspasado por los Celtics al final de su carrera, Pierce no tardó en saltar. "¿Por qué dicen que es el final de mi carrera? Tengo planeado jugar otros 10 años", aseguró el alero que tendría fijada la fecha de su retirada a los 45 años, algo que sólo ha hecho Nat Hickey, que jugó su último partido en la NBA con 45 años y 363 días.
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