Kevin Durant declaró que fue muy duro caer en las semifinales de la conferencia Oeste frente a Memphis Grizzlies, algo que no se esperaba teniendo en cuenta el buen balance de su equipo durante la temporada.
"La eliminación ante Memphis fue uno de mis peores sentimientos de la liga. Contábamos con uno de los mejores récords y tuvimos mala suerte con la lesión de nuestro armador Russell Westbrook. Fue una pena, estuvimos bien durante las dos primeras rondas. Espero llegar pronto y ganar campeonato", comentó tras hacer balance de lo que podría depararle el futuro.
"Si no jugara en Oklahoma, me gustaría jugar en Washington. Me encantaría saltar a la cancha frente a mis amigos y mi familia. Sería precioso", apuntó.
Durant se sometió a las ingeniosas preguntas de un centenar de niños y niñas durante la presentación de su nuevo calzado deportivo, Nike KD VI en Seat Pleasant, Maryland. El jugador de Oklahoma City Thunder formó parte de un acto organizado por la marca deportiva y lidió con pequeños y pequeñas que actualmente se forman en el mismo centro cívico en el que Durant dio sus primeros pasos.
También revivió momentos de su juventud, cuando pasaba horas en el centro de Seat Pleasant obsesionado por convertirse en una estrella, y es que su juego se gestó entre esa duela y las calles de la ciudad de Maryland que le vio nacer.
"Había que tratar de sobrevivir. Yo era muy flaco y tuve que ejercitarme muy duro. Siempre quería ganar. El suelo de asfalto me hizo más agresivo", comentó tras recordar todas las veces que se golpeó contra la base de la canasta.
Fue durante aquellos años cuando se fijaba en ídolos contra los acabaría jugando y otros que sirvieron de espejo como Larry Bird y Michael Jordan.
"Adoro ver a Kobe Bryant desde mis tiempos en el instituto", apuntó tras confesar la buena relación que tiene con el lagunero. "A LeBron James también le conozco de los Juegos Olímpicos, junto con Carmelo Anthony hacen un gran trabajo. Respeto a los que llegaron antes que yo, me encantaría seguir su camino", señaló.
Pero su ídolo más cercano fue un chico de su mismo barrio que se ejercitaba en el lugar donde Durant cocinaba sus sueños de juventud.
"Había un chico que se llamaba Chris que vino al centro cívico. Quería ser como él y siempre que le veía en el gimnasio, me ejercitaba más fuerte para que me viera. Fue una inspiración para mí", confesó.
Y es que Durant pasó muchas horas de ejercicio antes de convertirse en uno de los mejores jugadores de la NBA, un sacrificio que condicionó su vida.
"Me sacrifiqué mucho, no tuve muchos amigos fuera del equipo", recordó. "Siempre quise estar en el gimnasio y jugando al básquetbol. Siempre mi vida giró en torno al baloncesto", apuntó.
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