Amenazados por la indetenible marcha del reloj biológico, las dos franquicias con más historia de la NBA han decidido tomar caminos opuestos de cara al futuro.
Está claro que Los Angeles Lakers y los Boston Celtics son las dos potencias más ganadoras, pero si se da un vistazo un poco más profundo a su desempeño a lo largo de las últimas tres décadas uno puede vislumbrar diferencias en estilo, organización y conducción.
Esta vez no ha sido la excepción, y enfrentados con la dura realidad del ya no ser, ambos decidieron repetir decisiones del pasado, esperando que una vez más ese plan de ruta, junto a las ventajas tácitas y místicas que ofrece cada ciudad y camiseta, renueve sus chances de campeonato.
Un proceso de larga reconstrucción va totalmente en contra del ADN lagunero, y es por eso que Jim Buss, el nuevo patriarca de la familia más exitosa del deporte norteamericano, está en proceso de mantener un equipo competitivo mientras se espera a la aclamada agencia libre de 2014.
El propietario, junto a Mitch Kupchak, ha venido trabajando para que la gran mayoría de sus contratos se acaben al final de la venidera temporada, y de esa forma ser grandes protagonistas el próximo verano.
Los vínculos de Kobe Bryant y Pau Gasol vencerán tras esta campaña, y la inesperada partida de Dwight Howard les permitió que sólo Steve Nash esté en los libros para la temporada 2014-2015.
Precisamente por eso, la cúpula ejecutiva decidió mantener el núcleo intacto, y agregar veteranos con contratos de una temporada, en pos de contar con un equipo que al menos luche por clasificar a los playoffs.
Así fue que llegaron Chris Kaman, Jordan Farmar, Wesley Johnson y Nick Young, y aunque todos tendrán la chance de ganarse una renovación, lo más probable es que solo cumplan la función de pasar desapercibidos.
Los rumores y las fuentes indican que los Lakers irán de lleno a por LeBron James, Carmelo Anthony y cualquier otro agente libre de calidad que esté disponible, y se piensa que con la llegada de estos la reconstrucción estará acabada y el nuevo periodo de prosperidad comenzará de inmediato.
Esta es una estrategia que funcionó en 1996 con Shaquille O'Neal, pero desde entonces han pasado 17 años y mucho ha cambiado. Hasta hace semanas pensábamos que una estrella en su apogeo nunca abandonaría la camiseta púrpura y dorada, pero eso es precisamente lo que hizo Howard, poniendo en duda el modelo de los Lakers, y el futuro de la organización.
Esto sucede porque, en un mundo globalizado y en un ambiente distinto, las estrellas ya no necesitan de grandes mercados para convertirse en íconos, y lo que buscan es la mejor situación para acumular campeonatos.
No hay mejor ejemplo que Los Angeles Clippers, quien un lustro atrás todavía eran el hazmerreír de la liga, y ahora son uno de los destinos preferidos de los veteranos que aún persiguen su primer anillo.
Los Lakers, enceguecidos por el orgullo y la historia, están apostando todas sus fichas a un plan tan perfecto como improbable.
Mark Cuban y sus Dallas Mavericks han aprendido a los golpes que tener espacio salarial no significa atraer estrellas, y que sin estas, lo que les espera es la mediocridad. Sin embargo, los Lakers parecen estar dispuestos a apenas mantenerse a flote y ser intrascendentes durante un tiempo, hasta que una oportunidad como la de Gasol se les presente, y no dinamitar la plantilla y construir orgánicamente a través del draft y de canjes.
La idea tiene sus riesgos, y las probabilidades de que triunfen, sobre todo a corto plazo, son ínfimas, pero su historia y su pasado reciente simplemente no les permite no ser competitivos, y eso es muy respetable.
Además, por más alentadoras que son las historias de los San Antonio Spurs y Oklahoma City Thunder, el actual bicampeón Miami Heat se construyó a través de la agencia libre.
LA PACIENCIA DE BOSTON
Requiere muchas agallas tomar la decisión que tomó Danny Ainge, pero con paciencia la apuesta podría dar sus frutos.
Los Celtics miraron para adentro y vieron que con Kevin Garnett y Paul Pierce sus esperanzas se desvanecieron, y automáticamente detonaron el proyecto y comenzaron uno nuevo.
Estos dos, y Jason Terry, fueron enviados a los Brooklyn Nets a cambio de contratos de relleno y futuras selecciones del draft.
El entrenador Doc Rivers partió hacia los Clippers y también les depositó una futura primera ronda, y así permitió que los de Massachusetts instalaran a su próximo timonel.
Brad Stevens es considerado una de las mentes jóvenes más brillantes del baloncesto, y a sus 36 años estará a cargo de una reconstrucción que seguramente tomará varias temporadas.
El ex entrenador de la Universidad de Butler guiará a los nuevos Celtics y les imprimirá una nueva identidad, pero sobre todo, perderá muchísimos partidos, algo que renovará el stock de talento en la plantilla.
Está claro que Boston se armará a través del draft, como lo hicieron a principios de la década del 2000, cuando de a poco reclutaron a Rajon Rondo y Kendrick Perkins, y a las piezas necesarias para ejecutar los canjes por Garnett y Ray Allen (Al Jefferson, Sebastian Telfair, Jeff Green y Gerald Green, entre otros).
Esa estrategia funcionó, ya que resultó en el título de 2008 y en un núcleo que fue motivo de orgullo para los bostonianos durante varias campañas.
Lo que muy poca gente quizás recuerde es lo intrascendentes que fueron los Celtics por mucho tiempo antes que eso, y será interesante ver la paciencia de la afición al encontrarse con la dura realidad de no perseguir el anillo por un buen tiempo.
Peor aún, se siguen rumoreando distintos destinos para Rondo, y es bastante probable que el armador tenga los días contados vestido de verdiblanco.
Es aquí donde se diferencian de los Lakers, y aunque la apuesta tiene más chances de funcionar, también hay que reconocer que el proceso es más largo y doloroso.
Es por eso que los Celtics elegirán bien arriba en el próximo draft, y esperarán que uno de Andrew Wiggins, Julius Randle, Jabari Parker, Andrew Harrison y Marcus Smart acelere los tiempos y acorte la distancia hacia la cima.
¿CUÁL ES MEJOR?
Difícil tener una respuesta definitiva.
La estrategia de los Lakers tiene potencial más alto, tanto de éxito como de fracaso. Se supone que si atraen a LeBron James o a alguien similar, sus problemas desaparecerán y volverán a ser candidatos en un abrir y cerrar de ojos.
Por otro lado, de fracasar, deberán decidir entre 'guardar' ese dinero como hicieron los Mavericks, o firmar jugadores de segunda línea y arriesgarse a ser solo buenos, pero no contendientes.
Sus probabilidades de atraer una estrella suelen ser buenas, ya que las ventajas del sur de California (el clima y Hollywood) no las tiene nadie más. Sin embargo, el nuevo convenio laboral y la mentalidad de la nueva camada de jugadores podrían complicarle los planes.
Del lado de los Celtics, una reconstrucción paulatina, como hizo el Thunder, dará resultado siempre y cuando escojan bien y tengan fortuna, un elemento tan fundamental como la capacidad de evaluar y proyectar talento.
La contracara será que sus fanáticos deberán prepararse psicológicamente para ver minutos extendidos de Jared Sullinger, Fab Melo, Kelly Olynyk, Jordan Crawford y MarShon Brooks.
De la misma forma, Ainge deberá tenerle paciencia a Stevens y darle rienda suelta a los jovencitos para que se equivoquen y crezcan, cargando en sus espaldas las críticas externas y los reproches de la afición, y soportando la presión de abortar el modelo y querer competir antes del momento justo.
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