El 1 de julio de 2013 pasará a la historia como el día en que Los Ángeles Clippers dejaron de ser el hazmerreir de la NBA para convertirse en una franquicia seria y de máximas aspiraciones.
Que Chris Paul haya decidido atar los mejores años de su carrera a los californianos es la muestra más clara de credibilidad que una organización puede recibir, más teniendo en cuenta que el ultra competitivo armador aún persigue su primer anillo y que podría haber elegido media docena de otros contendientes.
Tal fue la metamorfosis de los Clippers en dos temporadas que CP3 ni siquiera se reunió con otros equipos, eligiendo mandar el mensaje de que no se molesten en conquistarlo, ya que su corazón ya tenía dueño.
También es revelador que, aunque fuera la primera vez en su carrera que podía escoger su destino sin restricciones, se alejó del drama y la especulación, y dejó en claro su lealtad durante el primer día de agencia libre.
"Estoy dentro" #CLIPPERNATION, escribió en su cuenta de Twitter, y así confirmó lo que era un secreto a voces desde mediados de la temporada pasada.
Sin dudas su llegada y su presencia han acelerado este proceso de restructuración en un club históricamente perseguido por lesiones, mala suerte y peores manejos.
Sin embargo, los Clippers y Donald Sterling, su propietario, pudieron y quisieron cambiar a tiempo, y en la actualidad se perfilan como una de las organizaciones mejores organizadas.
Los angelinos cuentan con un centro de prácticas moderno y a la altura de sus aspiraciones, y juegan en un estadio tan coqueto como histórico.
Además, desde hace algunos días, también cuentan con el entrenador mejor pago de la NBA (Doc Rivers), y además tuvieron la visión para darle voz y voto en decisiones ejecutivas, una movida más que inteligente para un tipo respetado, capaz y con historial de grandes logros.
Los Clippers además abandonaron definitivamente el mote de tacaños, y en la 2013-2014 serán uno de los equipos que pagará el impuesto al lujo, la señal más clara de que seguirán abriendo sus arcas si se presentan las alternativas correctas para mejorar el plantel.
El orden y la estabilidad son fundamentales, al igual que la continuidad, y tener a sus dos piezas más importantes durante los próximos cuatro años es vital para evitar que temas contractuales saquen de foco el objetivo primordial, que es ganar en junio.
Esa precisamente es la meta, y los Clippers se encaminan hacia eso con cada decisión acertada. La del lunes fue la más rutilante, pero también la más eficiente.
Díganle adiós a los Clippers de siempre.
Culminado el bautismo, estos acaban de renacer.
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